Paradigmas como instituciones sociales en transformación permanente.
La nociones sobre la niñez responden a una construcción cultural e histórica, a una determinada forma del pensamiento, conocimientos y saberes. Nuestros modos de pensar están atravesados, tanto por las experiencias cotidianas con los niños y niñas, como por los debates y discusiones científicas, políticas y económicas que circulan. Tales prácticas nutren un inmenso campo de discursos en medio del cual son acogidos, educados y vinculados los niños y niñas de hoy.
Así, las diversas prácticas sociales hacia la niñez que se han desarrollado en el último siglo, han constituido un modelo que conceptualiza de un determinado modo a la infancia. El primero de ellos es el llamado “de la minoridad o tutelar”, el que se ha ido modificando con el tiempo a una visión del niño como sujeto de derechos.
Pero, entonces, ¿qué son los paradigmas? son formulaciones teóricas con una larga historia, que incluyen una noción particular del concepto de niñez, y de ese modo proponen una mirada que guía el accionar del Estado, de la sociedad civil, de los individuos, y de los mismos/as niños/as sobre ellos/as mismos/as.
Estos conceptos se construyen socialmente, pues son sentidos con respecto a los niños y niñas que se van configurando en la historia, y que forman estructuras simbólicas: verdaderas instituciones que organizan las prácticas individuales y sociales. No se actúa por o debido a ellas, sino que estas proveen el modo en el que se hace natural comportarse, en este caso con los/as niños/as (para entender esto es útil el concepto de habitus de Pierre Bordieu).
Los paradigmas surgen en los procesos comunicacionales de la vida cotidiana y es en las prácticas de los sujetos donde se vuelven concretos, reales. Es en el modo cómo se piensa a los niños y niñas a la hora de construir una política pública; en el trato con y hacia ellos/as; y en el lenguaje, en las palabras que se utilizan para referirse a la infancia, donde se observan. Es muy distinto, por ejemplo, hablar de “menores”, que de “niños, niñas y adolescentes”; o de “normalización”, que de “derechos”. Las instituciones son entramados de sentidos que necesitan de la comunicación para reproducirse o cambiar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario