En 2015 se dio un paso histórico para Chile y los niños y niñas del país. A 25 años de la aprobación por parte del Estado chileno de la Declaración de los Derechos del Niño, y después de años de disputas, la Presidenta Michelle Bachelet, envió al Congreso el proyecto para una Ley Integral de Protección de Derechos de la niñez y la adolescencia.
Su aprobación significará dejar atrás el desafortunado récord de ser el único país de Latinoamérica sin una legislación de ese tipo, y en consecuencia, abolir la Ley de Menores que considera a la infancia como objetos de protección: seres humanos desvalidos, carentes y sometidos a la voluntad de un adulto.
Este avance ha sido un proceso paulatino, y se ha materializado en distintas iniciativas públicas, especialmente –y para el interés de esta tesis- en cuanto a los derechos de participación y expresión.
No obstante, hasta el momento en Chile, cohabitan políticas focalizadas, sectoriales y acotadas, con sesgo tutelar y asistencialistas; con otras de carácter universal, integral, intersectorial e inclusivas. Asimismo, no hay mecanismos apropiados para exigir derechos, servicios de atención insuficientes y pocos espacios participativos vinculantes. Ante este escenario complejo, y considerando las alertas internacionales por el atraso del país en materia de reformas integrales, el Estado comenzó a hacerse cargo. Que esto suceda es además, resultado de una conciencia colectiva con respecto a la necesidad de generar cambios que promuevan el pleno ejercicio de los derechos de niños, niñas y adolescentes.
El tercer sector en Chile, por ejemplo, conformado por ong’s y fundaciones, ha llevado históricamente la delantera en el camino por la promoción y la protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes. Esto debido a un modelo de Estado caracterizado por una sociedad civil que co-ejecuta programas sociales, a través del financiamiento público e internacional. Radio Educa es una iniciativa ciudadana en esta línea.
Sin embargo, el rol que juega la sociedad civil en la definición de las políticas ha sido acotado. Con un formato de proyectos de corta duración, y desde la competencia por obtener los escasos recursos disponibles, las organizaciones se han convertido en instrumentos del Estado, más que en actores que construyen una asociatividad y diálogo permanente. Este es el síntoma evidente de un país con una democracia delegada. Y es en este contexto en el que surge Radio Educa.
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