Re-mirando la experiencia Radio Educa en el FAV 2014




¿Cuál es el límite entre estructurar el taller y dar espacio a la creación libre? ¿Es la dinámica una modalidad que coarta la libertad de experimentación? ¿Cuáles son los aportes que queremos/podemos generar con la iniciativa? ¿Cuáles son nuestros sueños respecto a Radio Educa? En este post algunas luces sobre estas interrogantes. 


La metodología que desarrollamos durante los talleres también significó aprendizajes para el equipo de adultos que facilitamos. En este sentido, Magdalena identificó tres aspectos positivos en su planificación y gestión: la definición de roles, la claridad con respecto a la estructura y a los momentos de la sesión, y la incorporación de la dimensión mágica (como el uso de disfraces, o Patricio en un repentino contacto vía Skype). “Generó expectación, tensión, se ve que es como algo importante que está pasando. Provocaba quiebres en lo esperado. Mágico y entretenido porque en cada sesión podía ocurrir algo raro. No era como una clase de un colegio tradicional”, dijo.

Cuando analizo la metodología que desarrollamos observo en las decisiones y en las acciones implementadas el concepto de Mediación Pedagógica[1] (1991) de Daniel Prieto Castillo y Francisco Gutiérrez. Después de este aprendizaje, y mucho más consciente, volví a aplicar sus principios en la metodología de recuperación de los relatos de los niños y niñas para mi tesis. No obstante, para Radio Educa, nació de la intuición o de nuestra experiencia, más que de una decisión consciente por aplicar lo que plantean estos autores.

No obstante, me parece importante mencionar los aspectos de la Mediación Pedagógica que aparecieron en la planificación y ejecución de los talleres, buscando no repetir lo que ya mencioné en la metodología y complementando con otros autores que suman a la reflexión.

1.- Basar la intervención en el juego pedagógico (Gutiérrez y Prieto Castillo, 2007: 90-91)


Este se caracteriza por ser un método rico en expresión y comunicación, sin forzar a nadie a participar. Se basa en proponer una experiencia lúdica, donde la base está en la alegría de construir. No se obliga a nadie a jugar pero sí se proponen dinámicas que incentivan el juego.

Las dinámicas, como herramientas de gestión de la comunicación, fueron claves en el desarrollo de los talleres, pues estas no sólo incentivaron la participación, sino además, contribuyeron a generar un ambiente cálido y de confianza con el grupo. Como se explica en Sembrando mi Tierra de Futuro, “cuando jugamos estamos conectándonos con los otros desde la risa, el abrazo, la confianza, poner el cuerpo y no sólo la cabeza para aprender. Promueven el trabajo de reflexión, lo nutren, le dan fuerza” (2011:43).

Las dinámicas respondieron a objetivos y se pensaron desde la libertad y no desde la rigidez de su aplicación. Tal como mencioné anteriormente, se parte desde la base que el trabajo con niños y niñas es impredecible y por lo tanto, es necesario estar dispuesto a cambiar el rumbo en la marcha.

Además, en el juego pedagógico es necesario saber esperar y respetar los ritmos de los/as otros/as. El espacio de la Radio se caracterizó por ese respeto a los modos de hablar, de escuchar, y a las personalidades particulares. Quizás por lo mismo, los niños y niñas se sintieron en confianza y con ánimo de participar y asistir a cada taller, y posteriormente a la Radio en los días del FAV. Hubo un compromiso de ellos/as con el proyecto, lo que significó que prácticamente todos/as los que asistieron el primer día, completaran el proceso. Se vivió un ambiente de respeto e integración, validando las diferencias.

Asimismo, en el juego pedagógico se busca partir siempre del otro/a, de sus experiencias, expectativas, sueños, rutinas, y creencias, poniendo como motor para la expresión, la creatividad. Me parece importante relevar cómo, al igual que en la metodología realizada para esta tesis, durante el FAV la Radio se convirtió en un espacio donde se compartía a partir de las subjetividades de cada niño/a, en un abrir ventanas para que cada/a uno/a se expresara desde lo que le hiciera sentido. Por el contrario a la exigencia que el periodismo tradicional le hace a los medios de comunicación de alcanzar la objetividad, acá se buscaba justamente potenciar el “yo” en la experiencia, y no negarlo.

Esto encuentra relación con la noción sobre la educación que desarrolla Claudio Naranjo y que he mencionado en el transcurso de la tesis. El autor problematiza el concepto de calidad en la educación, señalando que esta no debiese relacionarse con aprobar exámenes, sino de la capacidad de ser creativos y entablar relaciones satisfactorias con los demás: ser felices.

Así la educación se vuelve un acto de libertad.

2.- Los niños y niñas participantes requieren conocer el sentido global del proyecto.


Como dicen los autores, “lo importante es que quien va, sepa adónde va” (Pérez y Gutiérreza, 2007: 72). La idea es que los sujetos protagonistas encuentren el sentido que para ell@s tiene el participar en el proyecto.

Fuimos muy insistentes en relevar la importancia de su participación con la idea de empoderarlos: “serán los reporteros de la Radio para el FAV”.

La información que entregábamos se complementaba con los datos logísticos que enviábamos a los apoderados, en la permanente comunicación que sosteníamos con ellos.

3.- Los niños y niñas participantes necesitan estar siempre presentes en las dinámicas y acciones pensadas.
Es decir, es importante conocerlos/as, considerar al otro/a, su cultura, para planificar. Una estrategia pensada en un territorio determinado no tiene por qué funcionar en otro.

Es relevante que los/as sujetos sean capaces de relacionar la información que se entrega con aspectos de su vida, pero proponiendo diversos ángulos de mirada que lleven a la reflexión colectiva. 

4.- Las acciones requieren ser motivadoras, emotivas y provocadoras.

5.- La metodología de intervención debiera basarse en la “pedagogía de la pregunta”. Para esto considerar: encontrar el momento para hacerlas; que sean abiertas y cerradas; que se refieran al presente, al pasado y/o al futuro; que hagan referencia a distintos ángulos de mirada; que interpelen; cuestionen; inviten a la reflexión, y siempre, desde la libertad de la respuesta, pues no responder también es una respuesta válida. Preguntar no implica obligar a responder, o esperar un contenido de respuesta determinado. No hay preguntas ni respuestas incorrectas.

6.- Utilizar un lenguaje claro, sencillo y rico en contenido. 
El facilitador requiere “saber narrar”, tener empatía con los/as otros/as, motivar y propender al diálogo. La riqueza de lo que se dice y cómo se dice implica concebir a los/as otros como sujetos de conocimiento, como niños y niñas con recursos para escuchar, comprender y hablar, desde su subjetividad, su cultura, su contexto, su historia…. Es hablar con sujetos, niños y niñas, no menores.

Entonces, privilegiar conceptos claros y nunca seguir adelante si algunos de ellos no se entiende. Explicar en todo momento lo confuso o las palabras técnicas. Ser precisos y ordenados al plantear ideas o instrucciones.

7.- Escuchar siempre al otro/a. Lo anterior no es posible en la medida que no se considere este punto.

Con esto, el desafío es encontrar el modo en que los actores digan lo que ellos quieren decir, no lo que el facilitador espera que digan. La tarea es objetivar cómo miran todos los que miran; es decir, sacarle la foto al grupo para que se observen y diriman.



Uno de los desafíos de la metodología, estaba en el rol que debíamos desempeñar como facilitadores, el que, como dice  Kaplún “en lugar de sentirse emisor exclusivo y privilegiado, se sitúa como facilitador, como animador -yo diría dinamizador- y organizador de la comunicación, encontrando formas y caminos para que los medios vayan generando un diálogo cada vez más compartido, y se vayan haciendo gradualmente más y más abiertos a la participación de sus destinatarios” (2002:61).

Fue necesario estar disponibles para el diálogo y para propiciar el encuentro. Digo “disponible” no sólo en términos de “tener tiempo para”, o estar físicamente en un lugar, sino además, en el sentido de estar en disposición, desde el cuerpo, las emociones, la razón, los deseos y las visiones de mundo que nos atraviesan. 

Asimismo, en la planificación y en el momento de evaluar para pensar en el taller de la semana siguiente nos enfrentamos a discrepancias en el grupo con respecto a la metodología utilizada. Aparecieron entonces diversas disyuntivas: ¿cuál es el límite entre estructurar el taller y dar espacio a la creación libre? ¿Se pueden complementar ambas miradas –la de proponer dinámicas v/s que los niñ@s exploren sin consignas previas la técnica y el lenguaje radial? ¿Es la dinámica una modalidad que coarta la libertad de experimentación? Entre todos reflexionamos sobre estos puntos:

Magdalena. “Como era una experiencia nueva tanto para los niños como para nosotros, era facilitador que estuviera estructurada la sesión. Porque todos nos enfrentamos a una instancia novedosa (no conocíamos a los niños y ellos no se conocían). Otorga seguridad el que haya una estructura con un orden lógico que puede tener sentido”.

¿Por qué la estructura facilita?
“Porque es algo más armado desde donde agarrarse. Si fuera algo súper libre, con un micrófono no más, con adultos mirando solamente, podría haber sido más caótico, más difícil para nosotros mediar, favorecer la atención. En general cuando hay una experiencia nueva, la estructura te da una certeza. Además, el hecho que se note que alguien planificó algo, te permite anclarte a eso.

Creo que flexibilizamos la estructura al final, porque me parece que lo que más le gustaba a los niños era usar la técnica, jugar a ser reporteros, Creo que hubo luego más espacio para esa experimentación”.

¿Crees que se coartó la libertad de experimentación?
“No se me ocurre cómo podría haber sido de otro modo considerando que había un objetivo final (participar del FAV), considerando  el tiempo acotado.  Desde ahí había una meta predefinida, no era que los niños tenían que pensar qué hacer con ese aprendizaje. Estos espacios de participación protagónica se van construyendo en los procesos, pues a medida que se va constituyendo el grupo, que se conocen entre sí, se genera confianza. Pensando que fueron sólo tres sesiones, creo que estuvo bien la dosis entre lo planificado y lo más libre”.

Noel. “Las dinámicas ayudan a organizar el trabajo, a llevarlo a un lugar de disfrute, y a ordenarlo en el compartir. La dinámica en sí misma no coarta el trabajo, lo coartan los talleristas cuando utilizan el instrumento como un fin en sí mismo. Esto es una herramienta para discutir o compartir una cosa, si no sale con eso tengo que tener la suficiente destreza para poder hacer otra cosa.
El instrumento te da seguridad, pero hay algo de los grupos humanos que es importante: la flexibilidad, el diálogo, la apertura. Que las dinámicas no coarten dependió del juego de poder entre los talleristas, y eso fue en una tensión pero generó cuestiones positivas en el taller.
Las dinámicas sirven en función del proceso, no en sí mismas. Las relaciones de poder, los contextos (en una cultura argentina es distinta que en la chilena) y las tensiones que se generan en el grupo son más importantes que las dinámicas en sí”.

Los momentos para experimentar sin pauta se fueron generando en el proceso, especialmente durante los programas en vivo. Para los tres días de transmisión preparamos una pauta tentativa que buscaba convertirse en una referencia para evitar los momentos en blanco, y que consistía en proponer un programa de conversación, donde los/as niños/as harían entrevistas, conversarían entre ellos sobre la experiencia en los talleres y sobre lo que habían visitado del FAV, harían reporteos en terreno, escucharíamos las producciones de los talleres y música[3]. La cantidad de horas al aire, hizo que la planificación se fuera modificando y adaptando constantemente, hasta el punto que los/as niños/as gestionaron solos el espacio.

(Escucha aquí podcast de Radio Educa en el FAV)

Pero llegar a este punto no fue un camino fácil. Previo a decidir y gestionar el programa, surgieron dudas y diferencias de opinión. 

Uno de los aspectos centrales a la hora de tomar la decisión estaba en los objetivos que cada uno de nosotros concebía para el proyecto. Para mí había un sentido político detrás de cada acción: contribuir a la participación de los niños y niñas en el espacio público. Me interesaba generar una instancia dinámica de participación, donde la mayor cantidad de niños/as produjeran sus mensajes y no sólo ejercieran un rol de audiencias. Cómo lograrlo era mi mayor inquietud.

Fue en este punto donde surgía con mayor fuerza la necesidad de re-pensar el proyecto político  de la Radio. ¿Cuál es el sentido del proyecto? ¿Cuáles son los aportes que queremos/podemos generar con la iniciativa? ¿Cuáles son nuestros sueños respecto a Radio Educa? ¿Qué queremos lograr?

La decisión final implicó desarrollar un cronograma con programación para ocho horas continuas. Organizamos una grilla con turnos para l@s reporteros infantiles; ideamos temáticas a conversar; pensamos en entrevistados y los contactamos; desarrollamos tarjetas con información del Festival como apoyo para los niños e información para la audiencia; produjimos material grabado adicional para mantener el programa con contenido; seleccionamos música, cortinas y  enlatados adecuadas, entre otras tareas.

El desafío habría estado en que los mismos niños y niñas hubieran gestionado esas tareas. 



Alicia. “Tuve que responder preguntas a la periodista, salimos a reportear a la playa San Mateo (Tikiticlip)”.
Isabella. “Entrevistar a las personas y grabar, fue muy divertido”.
Felipe. Me toco reportear en la feria donde habían sillas de playa  y regalaban helados, entrevistar al Mimo TUGA y al Petita de los 80’, además de participar en la mesa técnica”.
Karla. “Con mi grupo compartimos los roles y todas fuimos participes de igual manera y entrevistamos a niños y a dos artesanas”.
Renato. “Tuve que entrevistar en el estudio a un invitado, hombre adulto que estuvo creo que en un concierto que hubo. Hablé por micrófono la mayor parte del tiempo. También entrevisté a niñas y niños que iban a ver y la tía Teresita los invitaba, entonces les preguntaba que les parecía el festival, que hicieron en el FAV, cómo lo pasaron, qué sintieron al hacer esas actividades”.
Valentina. “Abrí el programa”.

En el desarrollo de los programas buscábamos que fueran ágiles y dinámicos, tanto para su puesta en escena en el espacio del FAV, como para la audiencia que escuchara online. Pero llegar a esta decisión implicó disyuntivas similares a la vivida en la planificación de los talleres. ¿Hasta qué punto debíamos estructurar el programa en vivo? ¿Resultaba mejor para l@s niñ@s participantes entregarles la libertad para que hablaran frente al micrófono sin pauta previa? ¿Cómo compatibilizar las estéticas de los niñ@s participantes, con la agilidad del formato radial y con la dualidad de lo presencial/online, además de las estéticas adultas en juego?

La pauta, y la presencia inicial de un adulto en el estudio acompañando a l@s niñ@s, permitía guiar el proceso, y facilitar su participación en el espacio. Después de todo, no resultaba simple desarrollar un programa radial en vivo y en directo sin planificar al menos de qué se hablaría. Por otro lado, los formatos tradicionales del periodismo radial se convirtieron en un referente a la hora de pensar en la pauta, por lo tanto, el mayor desafío era desapegarse de esos formatos y crear nuevos modos de contar.

Magdalena complementa la idea: “la seguridad era para nosotros y para los niños, lo que obviamente no significaba ser rígido en una idea, pero sí saber que vas con algo planeado que te da cierta certeza y desde ahí vas construyendo otras cosas de acuerdo a los intereses de los niños o cómo se va dando el programa. En el caso de los talleres la actividad planificada era un disparador, partir desde una base, y desde ahí ir observando lo que emergía desde los niños: si iban enganchando con eso mismo o si desde ahí salían otras ideas. Un punto de partida para la acción y el movimiento”.

Dependía además de los/as niños/as el grado de flexibilidad que adquiría el espacio. Para algunos salir al aire resultaba más simple y requerían menos apoyo adulto. Otros, preferían la seguridad de alguien que los guiara en la experiencia. En el camino fuimos observando y tomando decisiones que permitían mantener el programa al aire y resguardar que para los participantes fuera una grata experiencia.

De los diez encuestados para esta tesis, nueve calificaron con nota 10 la experiencia vivida en el FAV.



Alicia. “Porque pude compartir con los niños que entrevistaban a Tikiticlip, y saber más de ese grupo”.
Araceli. “Porqué me divertí mucho con TODOS”.
Ariel.Me gustaban los guias del taller radio educa”.
Benjamín.Hice nuevos amigos conocí a más gente y lo pase muy bien en general”.
Felipe. “Porque aprendí cosas nuevas como reportear y la usar la mesa técnica”.
Isabella. “Lo primero es que fue una experiencia nueva, entretenida y diferente a otras actividades que he realizado, y también pude conocer personas”.
Karla. “Porque me divertí haciendo lo que me gusta”.
Renato.Porque era como la primera vez que grababa en vivo, pero vivo,  vivo!, me encantó estar ahí y ser parte de la radio”.




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