¿Cuál es el límite entre estructurar el taller y dar espacio a la creación libre? ¿Es la dinámica una modalidad que coarta la libertad de experimentación? ¿Cuáles son los aportes que queremos/podemos generar con la iniciativa? ¿Cuáles son nuestros sueños respecto a Radio Educa? En este post algunas luces sobre estas interrogantes.
La metodología que desarrollamos durante los talleres también significó aprendizajes para el equipo de adultos que facilitamos. En este sentido, Magdalena identificó tres aspectos positivos en su planificación y gestión: la definición de roles, la claridad con respecto a la estructura y a los momentos de la sesión, y la incorporación de la dimensión mágica (como el uso de disfraces, o Patricio en un repentino contacto vía Skype). “Generó expectación, tensión, se ve que es como algo importante que está pasando. Provocaba quiebres en lo esperado. Mágico y entretenido porque en cada sesión podía ocurrir algo raro. No era como una clase de un colegio tradicional”, dijo.
Cuando analizo
la metodología que desarrollamos observo en las decisiones y en las acciones
implementadas el concepto de Mediación Pedagógica[1] (1991)
de Daniel Prieto Castillo y Francisco Gutiérrez. Después de este aprendizaje, y
mucho más consciente, volví a aplicar sus principios en la metodología de
recuperación de los relatos de los niños y niñas para mi tesis. No obstante,
para Radio Educa, nació de la intuición o de nuestra experiencia, más que de
una decisión consciente por aplicar lo que plantean estos autores.
No obstante, me
parece importante mencionar los aspectos de la Mediación Pedagógica que
aparecieron en la planificación y ejecución de los talleres, buscando no
repetir lo que ya mencioné en la metodología y complementando con otros autores
que suman a la reflexión.
1.- Basar la
intervención en el juego pedagógico (Gutiérrez y Prieto Castillo, 2007: 90-91)
Este se
caracteriza por ser un método rico en expresión y comunicación, sin forzar a
nadie a participar. Se basa en proponer una experiencia lúdica, donde la base
está en la alegría de construir. No se obliga a nadie a jugar pero sí se
proponen dinámicas que incentivan el juego.
Las dinámicas,
como herramientas de gestión de la comunicación, fueron claves en el desarrollo
de los talleres, pues estas no sólo incentivaron la participación, sino además,
contribuyeron a generar un ambiente cálido y de confianza con el grupo. Como se
explica en Sembrando mi Tierra de Futuro, “cuando jugamos estamos conectándonos
con los otros desde la risa, el abrazo, la confianza, poner el cuerpo y no sólo
la cabeza para aprender. Promueven el trabajo de reflexión, lo nutren, le dan
fuerza” (2011:43).
Las dinámicas
respondieron a objetivos y se pensaron desde la libertad y no desde la rigidez
de su aplicación. Tal como mencioné anteriormente, se parte desde la base que
el trabajo con niños y niñas es impredecible y por lo tanto, es necesario estar
dispuesto a cambiar el rumbo en la marcha.
Además, en el
juego pedagógico es necesario saber esperar y respetar los ritmos de los/as
otros/as. El espacio de la Radio se caracterizó por ese respeto a los modos de
hablar, de escuchar, y a las personalidades particulares. Quizás por lo mismo,
los niños y niñas se sintieron en confianza y con ánimo de participar y asistir
a cada taller, y posteriormente a la Radio en los días del FAV. Hubo un
compromiso de ellos/as con el proyecto, lo que significó que prácticamente
todos/as los que asistieron el primer día, completaran el proceso. Se vivió un
ambiente de respeto e integración, validando las diferencias.
Asimismo, en el
juego pedagógico se busca partir siempre del otro/a, de sus experiencias,
expectativas, sueños, rutinas, y creencias, poniendo como motor para la
expresión, la creatividad. Me parece importante relevar cómo, al igual que en
la metodología realizada para esta tesis, durante el FAV la Radio se convirtió
en un espacio donde se compartía a partir de las subjetividades de cada niño/a,
en un abrir ventanas para que cada/a uno/a se expresara desde lo que le hiciera
sentido. Por el contrario a la exigencia que el periodismo tradicional le hace
a los medios de comunicación de alcanzar la objetividad, acá se buscaba
justamente potenciar el “yo” en la experiencia, y no negarlo.
Esto encuentra
relación con la noción sobre la educación que desarrolla Claudio Naranjo y que
he mencionado en el transcurso de la tesis. El autor problematiza el concepto
de calidad en la educación, señalando que esta no debiese relacionarse con
aprobar exámenes, sino de la capacidad de ser creativos y entablar relaciones
satisfactorias con los demás: ser felices.
Así la educación
se vuelve un acto de libertad.
2.- Los niños y
niñas participantes requieren conocer el sentido global del proyecto.
Como dicen los
autores, “lo importante es que quien va, sepa adónde va” (Pérez y Gutiérreza, 2007:
72). La idea es que los sujetos protagonistas encuentren el sentido que para
ell@s tiene el participar en el proyecto.
Fuimos muy insistentes en relevar la importancia de su
participación con la idea de empoderarlos: “serán los reporteros de la Radio
para el FAV”.
La información
que entregábamos se complementaba con los datos logísticos que enviábamos a
los apoderados, en la permanente comunicación que sosteníamos con ellos.
3.- Los niños y
niñas participantes necesitan estar siempre presentes en las dinámicas y
acciones pensadas.
Es decir, es
importante conocerlos/as, considerar al otro/a, su cultura, para planificar.
Una estrategia pensada en un territorio determinado no tiene por qué funcionar
en otro.
Es relevante que
los/as sujetos sean capaces de relacionar la información que se entrega con
aspectos de su vida, pero proponiendo diversos ángulos de mirada que lleven a
la reflexión colectiva.
4.- Las acciones
requieren ser motivadoras, emotivas y provocadoras.
5.- La
metodología de intervención debiera basarse en la “pedagogía de la pregunta”.
Para esto considerar: encontrar el momento para hacerlas; que sean abiertas y
cerradas; que se refieran al presente, al pasado y/o al futuro; que hagan
referencia a distintos ángulos de mirada; que interpelen; cuestionen; inviten a
la reflexión, y siempre, desde la libertad de la respuesta, pues no responder
también es una respuesta válida. Preguntar no implica obligar a responder, o
esperar un contenido de respuesta determinado. No hay preguntas ni respuestas
incorrectas.
6.- Utilizar un
lenguaje claro, sencillo y rico en contenido.
El facilitador requiere “saber
narrar”, tener empatía con los/as otros/as, motivar y propender al diálogo. La
riqueza de lo que se dice y cómo se dice implica concebir a los/as otros como
sujetos de conocimiento, como niños y niñas con recursos para escuchar,
comprender y hablar, desde su subjetividad, su cultura, su contexto, su historia….
Es hablar con sujetos, niños y niñas, no menores.
Entonces,
privilegiar conceptos claros y nunca seguir adelante si algunos de ellos no se
entiende. Explicar en todo momento lo confuso o las palabras técnicas. Ser
precisos y ordenados al plantear ideas o instrucciones.
7.- Escuchar
siempre al otro/a. Lo anterior no es posible en la medida que no se considere
este punto.
Con esto, el
desafío es encontrar el modo en que los actores digan lo que ellos quieren
decir, no lo que el facilitador espera que digan. La tarea es objetivar cómo
miran todos los que miran; es decir, sacarle la foto al grupo para que se
observen y diriman.
Uno de los
desafíos de la metodología, estaba en el rol que debíamos desempeñar como
facilitadores, el que, como dice Kaplún
“en lugar de sentirse emisor exclusivo y privilegiado, se sitúa como
facilitador, como animador -yo diría dinamizador- y organizador de la comunicación, encontrando formas y caminos para que los medios vayan generando un diálogo cada vez más
compartido, y se vayan haciendo gradualmente más y más abiertos a la participación
de sus destinatarios” (2002:61).
Fue necesario
estar disponibles para el diálogo y para propiciar el encuentro. Digo
“disponible” no sólo en términos de “tener tiempo para”, o estar físicamente en
un lugar, sino además, en el sentido de estar en disposición, desde el cuerpo,
las emociones, la razón, los deseos y las visiones de mundo que nos atraviesan.
Asimismo, en la
planificación y en el momento de evaluar para pensar en el taller de la semana
siguiente nos enfrentamos a discrepancias en el grupo con respecto a la
metodología utilizada. Aparecieron entonces diversas disyuntivas: ¿cuál es el
límite entre estructurar el taller y dar espacio a la creación libre? ¿Se
pueden complementar ambas miradas –la de proponer dinámicas v/s que los niñ@s
exploren sin consignas previas la técnica y el lenguaje radial? ¿Es la dinámica
una modalidad que coarta la libertad de experimentación? Entre todos
reflexionamos sobre estos puntos:
Magdalena. “Como
era una experiencia nueva tanto para los niños como para nosotros, era
facilitador que estuviera estructurada la sesión. Porque todos nos enfrentamos
a una instancia novedosa (no conocíamos a los niños y ellos no se conocían).
Otorga seguridad el que haya una estructura con un orden lógico que puede tener
sentido”.
¿Por qué la estructura facilita?
“Porque es algo
más armado desde donde agarrarse. Si fuera algo súper libre, con un micrófono
no más, con adultos mirando solamente, podría haber sido más caótico, más
difícil para nosotros mediar, favorecer la atención. En general cuando hay una
experiencia nueva, la estructura te da una certeza. Además, el hecho que se
note que alguien planificó algo, te permite anclarte a eso.
Creo que
flexibilizamos la estructura al final, porque me parece que lo que más le
gustaba a los niños era usar la técnica, jugar a ser reporteros, Creo que hubo
luego más espacio para esa experimentación”.
¿Crees que se coartó la libertad
de experimentación?
“No se me ocurre
cómo podría haber sido de otro modo considerando que había un objetivo final
(participar del FAV), considerando el
tiempo acotado. Desde ahí había una meta
predefinida, no era que los niños tenían que pensar qué hacer con ese
aprendizaje. Estos espacios de participación protagónica se van construyendo en
los procesos, pues a medida que se va constituyendo el grupo, que se conocen
entre sí, se genera confianza. Pensando que fueron sólo tres sesiones, creo que
estuvo bien la dosis entre lo planificado y lo más libre”.
Noel. “Las
dinámicas ayudan a organizar el trabajo, a llevarlo a un lugar de disfrute, y a
ordenarlo en el compartir. La dinámica en sí misma no coarta el trabajo, lo
coartan los talleristas cuando utilizan el instrumento como un fin en sí mismo.
Esto es una herramienta para discutir o compartir una cosa, si no sale con eso
tengo que tener la suficiente destreza para poder hacer otra cosa.
El instrumento
te da seguridad, pero hay algo de los grupos humanos que es importante: la
flexibilidad, el diálogo, la apertura. Que las dinámicas no coarten dependió
del juego de poder entre los talleristas, y eso fue en una tensión pero generó
cuestiones positivas en el taller.
Las dinámicas
sirven en función del proceso, no en sí mismas. Las relaciones de poder, los
contextos (en una cultura argentina es distinta que en la chilena) y las
tensiones que se generan en el grupo son más importantes que las dinámicas en
sí”.
Los momentos
para experimentar sin pauta se fueron generando en el proceso, especialmente
durante los programas en vivo. Para los tres días de transmisión preparamos una
pauta tentativa que buscaba convertirse en una referencia para evitar los
momentos en blanco, y que consistía en proponer un programa de conversación,
donde los/as niños/as harían entrevistas, conversarían entre ellos sobre la
experiencia en los talleres y sobre lo que habían visitado del FAV, harían
reporteos en terreno, escucharíamos las producciones de los talleres y música[3]. La
cantidad de horas al aire, hizo que la planificación se fuera modificando y
adaptando constantemente, hasta el punto que los/as niños/as gestionaron solos
el espacio.
(Escucha aquí podcast de Radio Educa en el FAV)
(Escucha aquí podcast de Radio Educa en el FAV)
Pero llegar a
este punto no fue un camino fácil. Previo a decidir y gestionar el programa, surgieron
dudas y diferencias de opinión.
Uno de los
aspectos centrales a la hora de tomar la decisión estaba en los objetivos que
cada uno de nosotros concebía para el proyecto. Para mí había un sentido
político detrás de cada acción: contribuir a la participación de los niños y
niñas en el espacio público. Me interesaba generar una instancia dinámica de
participación, donde la mayor cantidad de niños/as produjeran sus mensajes y no
sólo ejercieran un rol de audiencias. Cómo lograrlo era mi mayor inquietud.
Fue en este
punto donde surgía con mayor fuerza la necesidad de re-pensar el proyecto
político de la Radio. ¿Cuál es el
sentido del proyecto? ¿Cuáles son los aportes que queremos/podemos generar con
la iniciativa? ¿Cuáles son nuestros sueños respecto a Radio Educa? ¿Qué
queremos lograr?
La decisión final implicó desarrollar un
cronograma con programación para ocho horas continuas. Organizamos una grilla
con turnos para l@s reporteros infantiles; ideamos temáticas a conversar;
pensamos en entrevistados y los contactamos; desarrollamos tarjetas con
información del Festival como apoyo para los niños e información para la
audiencia; produjimos material grabado adicional para mantener el programa con
contenido; seleccionamos música, cortinas y enlatados adecuadas, entre otras tareas.
El desafío habría estado en que los mismos niños y niñas hubieran gestionado esas tareas.
El desafío habría estado en que los mismos niños y niñas hubieran gestionado esas tareas.
Alicia. “Tuve
que responder preguntas a la periodista, salimos a reportear a la playa San
Mateo (Tikiticlip)”.
Isabella. “Entrevistar
a las personas y grabar, fue muy divertido”.
Felipe. “Me toco
reportear en la feria donde habían sillas de playa y regalaban helados, entrevistar al Mimo TUGA
y al Petita de los 80’, además de participar en la mesa técnica”.
Karla. “Con mi
grupo compartimos los roles y todas fuimos participes de igual manera y
entrevistamos a niños y a dos artesanas”.
Renato. “Tuve
que entrevistar en el estudio a un invitado, hombre adulto que estuvo creo que
en un concierto que hubo. Hablé por micrófono la mayor parte del tiempo.
También entrevisté a niñas y niños que iban a ver y la tía Teresita los
invitaba, entonces les preguntaba que les parecía el festival, que hicieron en
el FAV, cómo lo pasaron, qué sintieron al hacer esas actividades”.
Valentina. “Abrí
el programa”.
En el desarrollo
de los programas buscábamos que fueran ágiles y dinámicos, tanto para su puesta
en escena en el espacio del FAV, como para la audiencia que escuchara online. Pero
llegar a esta decisión implicó disyuntivas similares a la vivida en la
planificación de los talleres. ¿Hasta qué punto debíamos estructurar el
programa en vivo? ¿Resultaba mejor para l@s niñ@s participantes entregarles la
libertad para que hablaran frente al micrófono sin pauta previa? ¿Cómo
compatibilizar las estéticas de los niñ@s participantes, con la agilidad del
formato radial y con la dualidad de lo presencial/online, además de las
estéticas adultas en juego?
La pauta, y la
presencia inicial de un adulto en el estudio acompañando a l@s niñ@s, permitía guiar
el proceso, y facilitar su participación en el espacio. Después de todo, no
resultaba simple desarrollar un programa radial en vivo y en directo sin
planificar al menos de qué se hablaría. Por otro lado, los formatos
tradicionales del periodismo radial se convirtieron en un referente a la hora
de pensar en la pauta, por lo tanto, el mayor desafío era desapegarse de esos
formatos y crear nuevos modos de contar.
Magdalena
complementa la idea: “la seguridad era para nosotros y para los niños, lo que
obviamente no significaba ser rígido en una idea, pero sí saber que vas con
algo planeado que te da cierta certeza y desde ahí vas construyendo otras cosas
de acuerdo a los intereses de los niños o cómo se va dando el programa. En el
caso de los talleres la actividad planificada era un disparador, partir desde
una base, y desde ahí ir observando lo que emergía desde los niños: si iban
enganchando con eso mismo o si desde ahí salían otras ideas. Un punto de
partida para la acción y el movimiento”.
Dependía además
de los/as niños/as el grado de flexibilidad que adquiría el espacio. Para
algunos salir al aire resultaba más simple y requerían menos apoyo adulto.
Otros, preferían la seguridad de alguien que los guiara en la experiencia. En
el camino fuimos observando y tomando decisiones que permitían mantener el
programa al aire y resguardar que para los participantes fuera una grata
experiencia.
De los diez
encuestados para esta tesis, nueve calificaron con nota 10 la experiencia
vivida en el FAV.
Alicia. “Porque
pude compartir con los niños que entrevistaban a Tikiticlip, y saber más de ese
grupo”.
Araceli. “Porqué me divertí mucho con TODOS”.
Ariel. “Me
gustaban los guias del taller radio educa”.
Benjamín. “Hice
nuevos amigos conocí a más gente y lo pase muy bien en general”.
Felipe. “Porque
aprendí cosas nuevas como reportear y la usar la mesa técnica”.
Isabella. “Lo
primero es que fue una experiencia nueva, entretenida y diferente a otras
actividades que he realizado, y también pude conocer personas”.
Karla. “Porque
me divertí haciendo lo que me gusta”.
Renato. “Porque
era como la primera vez que grababa en vivo, pero vivo, vivo!, me encantó estar ahí y ser parte de la
radio”.
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