Es agosto de 2015 y estoy en la recta final de esta tesis. Justo por estos días estamos también con el equipo de Cecrea, en los últimos preparativos antes de los grandes hitos del año, para los que hemos trabajado intensamente. Cada uno de estos momentos marcarán el re-inicio del programa, un volver a empezar luego de meses de motivación, conflictos, cambios, y ciertamente mucha magia, aprendizajes y batallas ganadas. Las convicciones siempre han sido más profundas, y pese a todo, hemos avanzado. Todos y todas estamos ansiosos por ver cómo los sueños y las ideas se van concretando.
Y ha sido en este proceso donde me he dado cuenta cómo no puedo negarme a mi biografía a la hora de concluir esta tesis. Cómo mis vivencias, de uno u otro modo, están relacionadas con este profundo deseo por militar las transformaciones de la niñez en nuestra sociedad latinoamericana. Miro hacia atrás y los caminos se van cruzando, primero desde la intuición por generar cambios por medio de la comunicación, y luego, a partir de los aprendizajes que me entregó la experiencia de PLANGESCO.
El hito que marcó este recorrido fue el terremoto de 2010. Fue ese un momento de quiebre, de explosión de la energía de la Tierra, y también de vuelco en mi historia: de “desbloqueo narrativo”. Como si mis procesos estuvieran muy conectados con los cambios de la Tierra (nací un día antes del terremoto de 1985), veo en aquel episodio un punto de no retorno, de empezar a romper las estructuras y decidir que mi historia, que el modo cómo me estaba contando en este mundo, debía cambiar.
Fue una sincronía con la Tierra, un re-nacimiento que me llevó a concretar, poco tiempo después, el viaje a Argentina, y con ello la consolidación académica de una intuición. Pero, ¿cuándo la niñez se convirtió en el foco? Visualizo el nacimiento de mi sobrina Leticia, y la relación que comencé a construir con ella, como el momento en que empezó a gestarse el cambio. Porque los desbloqueos son procesos, y en mi historia han ido sucediendo con el tiempo. Reconocer los hitos implica también ser consciente que muchos otros hilos invisibles se fueron entrelazando con los años, para desestructurar el relato.
Y la desestructura implica también construir una nueva estructura. Vivir en otro país, participar en proyectos concretos que persiguen la transformación, gestionar una radio con y para niños y niñas, y luego de ese recorrido, volver a trabajar en el Estado, en un proyecto que sigue los mismos principios, similares objetivos y surge a partir del mismo paradigma en el que me ubiqué cuando el desbloqueo fue evidente.
Hoy visualizo ese tránsito y las respuestas ante la pregunta de esta tesis se hacen evidentes. Pareciera muy claro que –tomando la teoría de la masa crítica-, cuando un proyecto comienza a tomar forma la potencia del cambio es imparable.
Porque Radio Educa ha sido un proyecto más de muchas iniciativas de comunicación/educación que han surgido en Chile, Latinoamérica y el mundo, para el protagonismo de niños, niñas y jóvenes. Por ejemplo, la “Escuela Audiovisual Belén de Andaquíes”, en Colombia; los múltiples proyectos radiales en Argentina, como el programa “Alfonsina”, de Mendoza; la “Plataforma de Información y Participación NAPA” –No Apto para Adultos-, de Perú28; el programa radial conducido íntegramente por jóvenes “¡Habla Huambrillo!”, también de Perú.
Si nos alejamos del Continente, aparece la radio “Pequeño Periodista”, que surge en Gaza en 2012, y que a través de la voz de niñ@s saca a la luz historias de niños heridos por el fuego del ejército israelí; o la propuesta de investigación e intervención “La Ciudad de los Niños” (1991), realizada en Fano, Italia, por Francesco Tonucci. Es el mundo entero entonces que se plantea nuevos modos de conversación desde y con la niñez; o más bien, con las niñeces, y sus diversidades, de género, clase, e identidad, por ejemplo.
En esta tesis me pregunté en qué aportaba Radio Educa al conversar entre el Estado de Chile y los niños y niñas, y a la transformación de los paradigmas sobre la niñez, y de repente me veo en otra iniciativa que pone el foco en el desarrollo de la creatividad de niños, niñas y jóvenes, con enfoque de derechos, desde el mismo Estado. Me pregunto entonces si Radio Educa, en algún lugar, influyó en este gran paso. Al instante mi respuesta convencida es un sí. Porque mientras la Radio se fue desarrollando –mucho antes de mi entrada-, otros proyectos similares surgían, y Cecrea en paralelo estaba naciendo. ¡Desde distintos lugares se estaba apelando a la niñez como protagonistas de nuestra sociedad, de nuestra historia!
Así, sin siquiera dimensionar lo que se estaba gestando, comenzaba a crearse una nueva relación con las y los niños, desde la convicción, o más bien dicho, a partir de la militancia del amor. Una emoción que moviliza, y por lo tanto, tiene poder para generar cambios, no para destruir. Un amor que es conflictivo, que genera incertidumbre, que es comunicación.
Y ha sido en este proceso donde me he dado cuenta cómo no puedo negarme a mi biografía a la hora de concluir esta tesis. Cómo mis vivencias, de uno u otro modo, están relacionadas con este profundo deseo por militar las transformaciones de la niñez en nuestra sociedad latinoamericana. Miro hacia atrás y los caminos se van cruzando, primero desde la intuición por generar cambios por medio de la comunicación, y luego, a partir de los aprendizajes que me entregó la experiencia de PLANGESCO.
El hito que marcó este recorrido fue el terremoto de 2010. Fue ese un momento de quiebre, de explosión de la energía de la Tierra, y también de vuelco en mi historia: de “desbloqueo narrativo”. Como si mis procesos estuvieran muy conectados con los cambios de la Tierra (nací un día antes del terremoto de 1985), veo en aquel episodio un punto de no retorno, de empezar a romper las estructuras y decidir que mi historia, que el modo cómo me estaba contando en este mundo, debía cambiar.
Fue una sincronía con la Tierra, un re-nacimiento que me llevó a concretar, poco tiempo después, el viaje a Argentina, y con ello la consolidación académica de una intuición. Pero, ¿cuándo la niñez se convirtió en el foco? Visualizo el nacimiento de mi sobrina Leticia, y la relación que comencé a construir con ella, como el momento en que empezó a gestarse el cambio. Porque los desbloqueos son procesos, y en mi historia han ido sucediendo con el tiempo. Reconocer los hitos implica también ser consciente que muchos otros hilos invisibles se fueron entrelazando con los años, para desestructurar el relato.
Y la desestructura implica también construir una nueva estructura. Vivir en otro país, participar en proyectos concretos que persiguen la transformación, gestionar una radio con y para niños y niñas, y luego de ese recorrido, volver a trabajar en el Estado, en un proyecto que sigue los mismos principios, similares objetivos y surge a partir del mismo paradigma en el que me ubiqué cuando el desbloqueo fue evidente.
Hoy visualizo ese tránsito y las respuestas ante la pregunta de esta tesis se hacen evidentes. Pareciera muy claro que –tomando la teoría de la masa crítica-, cuando un proyecto comienza a tomar forma la potencia del cambio es imparable.
Porque Radio Educa ha sido un proyecto más de muchas iniciativas de comunicación/educación que han surgido en Chile, Latinoamérica y el mundo, para el protagonismo de niños, niñas y jóvenes. Por ejemplo, la “Escuela Audiovisual Belén de Andaquíes”, en Colombia; los múltiples proyectos radiales en Argentina, como el programa “Alfonsina”, de Mendoza; la “Plataforma de Información y Participación NAPA” –No Apto para Adultos-, de Perú28; el programa radial conducido íntegramente por jóvenes “¡Habla Huambrillo!”, también de Perú.
Si nos alejamos del Continente, aparece la radio “Pequeño Periodista”, que surge en Gaza en 2012, y que a través de la voz de niñ@s saca a la luz historias de niños heridos por el fuego del ejército israelí; o la propuesta de investigación e intervención “La Ciudad de los Niños” (1991), realizada en Fano, Italia, por Francesco Tonucci. Es el mundo entero entonces que se plantea nuevos modos de conversación desde y con la niñez; o más bien, con las niñeces, y sus diversidades, de género, clase, e identidad, por ejemplo.
En esta tesis me pregunté en qué aportaba Radio Educa al conversar entre el Estado de Chile y los niños y niñas, y a la transformación de los paradigmas sobre la niñez, y de repente me veo en otra iniciativa que pone el foco en el desarrollo de la creatividad de niños, niñas y jóvenes, con enfoque de derechos, desde el mismo Estado. Me pregunto entonces si Radio Educa, en algún lugar, influyó en este gran paso. Al instante mi respuesta convencida es un sí. Porque mientras la Radio se fue desarrollando –mucho antes de mi entrada-, otros proyectos similares surgían, y Cecrea en paralelo estaba naciendo. ¡Desde distintos lugares se estaba apelando a la niñez como protagonistas de nuestra sociedad, de nuestra historia!
Así, sin siquiera dimensionar lo que se estaba gestando, comenzaba a crearse una nueva relación con las y los niños, desde la convicción, o más bien dicho, a partir de la militancia del amor. Una emoción que moviliza, y por lo tanto, tiene poder para generar cambios, no para destruir. Un amor que es conflictivo, que genera incertidumbre, que es comunicación.
[2] Con el
caos post terremoto nos movilizamos junto a un grupo de amigos y viajamos a
Cobquecura, donde se produjo el epicentro, para acampar durante dos semanas en
el cerro El Calvario. Ahí, compartimos, jugamos e hicimos talleres artísticos
con niños y niñas con la intención de expresar la experiencia vivida, y generar
un puente para vivenciar sus emociones. Sin ninguna experiencia previa, por
primera vez me involucraba en una práctica de comunicación con niños y niñas.
En ese momento el concepto de la transformación no me resultaba tan evidente.
[3]
Llamo de este modo al momento en el que la inercia de mi relato cotidiano se
rompe. Es como un tomar conciencia de mi historia y de cómo quiero seguir
contarla, y tomar la decisión de dar un vuelco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario