#Conclusiones. Radio Educa y el conversar entre el Estado chileno y los niños y niñas


Una parte fundamental de la pregunta de investigación de esta tesis, fue conocer los aportes de un proyecto como Radio Educa a la conversación entre el Estado y los niños y niñas de Chile. Aquí algunas conclusiones obtenidas luego del proceso. 



Chile se ha caracterizado por una relación histórica entre el Estado y los niños, niñas y adolescentes, basada en el patriarcado; es decir, en la deslegitimación de ellos/as como sujetos de derechos, con recursos, potencialidades, emociones, sentires, y opiniones en el espacio público. Su origen viene de siglos de historia donde algunos grupos sociales han sido considerados significativos y otros insignificantes.

Como dice Gabriel Salazar, los niños/as y adolescentes en la historia “no son sujetos históricos sino objetos de pedagogía, sospecha policial, judicial y militar” (Salazar, 2002:9). El Estado ha construido con ellos/as una relación jerárquica, caracterizada por el castigo y la invisibilización, más que la acogida, el escuchar y el propiciar espacios de participación incluyentes. 

Urge por tanto, un nuevo modo de pensar, mirar y relacionarse con la niñez y la adolescencia. Es necesario un cambio en la convivencia –es decir, un cambio en el lenguajear y emocionar, como diría Maturana-, una transformación en las redes de conversaciones donde su habla sea constituyente de lo público, y por ende sus deseos, necesidades y demandas, escuchadas. Esta es la base de una sociedad más democrática.

Porque, y cito nuevamente a María Cristina Mata, “no se puede pensar la realidad y nombrarla con autonomía cuando a uno se le despoja de la palabra propia (…) No se pueden colectivizar, poner en común necesidades y deseos para producir ideas acerca del modo en que se quiere vivir, cuando los espacios necesarios para esa puesta en común –las escuelas, las organizaciones políticas, los parlamentos, los medios de comunicación– están férreamente controlados por unos pocos que fijan temas, modos de actuar, de decir, de argumentar, de llegar a acuerdos” (Mata, 2011:16-17).

Un país con amplias restricciones para la apertura de medios de comunicación comunitarios, donde, especialmente los niños y niñas, tienen menos posibilidades de ejercer su derecho a la comunicación, es una nación con una democracia débil, y una sociedad con menos posibilidades de contarse y constituirse en el relato. He ahí una deuda importante del Estado chileno.

Por esto resulta relevante empezar a pensar en estrategias de comunicación donde se propicien relaciones de diálogo entre "las niñeces" y el Estado. Radio Educa propone, con su modelo de desarrollo, una estrategia de comunicación caracterizada por el protagonismo de niños y niñas y, por la apertura de espacios de participación que permitan escuchar sus voces.

Para caracterizar esa participación utilicé el modelo de Roger Hart, el que me permitió determinar el nivel de participación que planteó el proyecto para con los niños y niñas participantes. Este aspiró a un nivel ocho (“iniciadores y decisores”), pero en su desarrollo transitó desde el cuatro al seis (“asignados e informados” a “involucrados y decidores”), generando por ejemplo, instancias donde se tomaban decisiones pero las acciones eran propuestas por los adultos.

Visualizar esta tipificación resultó útil para evaluar la práctica y la contribución del proyecto a la participación y al protagonismo de la niñez y la adolescencia en lo público. No obstante, me parece relevante para futuras investigaciones, utilizar adicionalmente, como parámetro o indicador de participación, la Pirámide Type.



Desarrollada por los investigadores Wong y Zimmerman (2010), se basa en el modelo de Hart y en otras tipologías, para plantear un esquema de pirámide que combina el control de los niños/as y adolescentes con el de los adultos. Así, el control absoluto de ninguno de los dos polos es provechoso para los buenos resultados del proceso, sino que la participación más deseable es aquella que logra un mejor acoplamiento intergeneracional entre jóvenes y adultos, un co-protagonismo.

La tipología mencionada considera cinco tipos de participación: buque, simbólica, pluralista, independiente y autónoma. Buque y autónoma corresponden a un control total de la participación por parte de los adultos, y de los niños y niñas, respectivamente, siendo “plural” el punto de equilibrio. En este sentido, la pirámide “exige una relación de equidad intergeneracional, propiciando relaciones de solidaridad, colaboración y respeto mutuo entre grupos de diferentes edades, y reconociendo que cada uno tiene elementos importantes que compartir y enseñar a las otras generaciones” (Unicef, 2013:28).

Para Radio Educa, esta tipología implicaría observar cómo, en el proceso, se fue negociando el poder, y de ese modo ampliando el espacio de participación de la niñez, sin que esto significara la invisibilización de ninguno de los participantes. La última jornada de programa en vivo para el FAV es un claro ejemplo de este tránsito hacia la punta de la pirámide.

Este encuentro intergeneracional en pleno edificio de la institucionalidad cultural del país, representó un desafío para el Estado y sus políticas de participación. Los programas en vivo de Radio Educa en el FAV daban cuenta de un modelo de participación donde los niños y niñas no eran solamente usuarios de una política o programa, sino actores y creadores del mismo. Ellos/as habían sido parte de la creación y gestión del espacio, y lo que allí sucedía era sólo una etapa de un proceso del que ellos fueron protagonistas. Es muy distinto por tanto, plantear la participación desde una dimensión instrumental y episódica, que como fin en sí mismo.

Así, niños, niñas y adolescentes son considerados ciudadanos desde el momento en que esta deja de pensarse sólo como el ejercicio de derechos y deberes, y pasa a convertirse en una praxis en la vida social, a partir del desarrollo de la autonomía del pensamiento e injerencia en las decisiones que les competen.

La Radio entonces, promovió la ampliación del “trazado de la ciudadanía”, lo que permitió pensar en otra relación entre el Estado y los niños y niñas, pues se propuso, desde un espacio público, cambiar, aunque sea simbólicamente, el lugar del poder. Este concebido como energía liberadora, como fuerza que transforma y moviliza.

Radio Educa, por tanto, planteaba esta provocación, al momento de habilitar la palabra a sujetos otrora invisibilizados por las políticas públicas en la toma de decisiones. Desde la expresión, la opinión de diversos temas, y la escucha, se contribuyó a ampliar la democracia.

Asimismo, cuando el proyecto se plantea a partir del enfoque de derechos, y en específico desde el derecho a la comunicación, se convierte en una práctica contrahegemónica, pues son los niños, niñas y adolescente quienes comienzan a gestionar un medio de comunicación, contando sus propios relatos, creando sus formatos y rompiendo las lógicas dominantes de un medio tradicional. 

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